
¿Fingías?
Sí, no fingías.
Yo lo sé amor que te ofrecías:
Al compás de mis mejillas,
tus mejillas.
Planeaban tus instintos
entre las sábanas perdidas.
Y llegamos a encontrar un mirador,
Al horizonte despertaba una bahía
con agua bendita y transparente.
Acababa el paisaje en una orilla
de indecencia, de inquietud.
Los peces en tu boca salpicaban
y yo sé amor que no veías
más que la piel que acariciabas,
como una reiterada fotografía
con una sed terrible endemoniada.
Y al final noté desde el temblor,
entre las notas de tu voz que se perdían
que sin llegar a anochecer, aun viendo el sol
las montañas de tu cuerpo ya eran mías .
Añadir nuevo comentario