
I
He de decir que la niña se marcha.
Quedóse levitando dormida
en la invisible y tosca lejanía.
Pues ya vino la adultez
del pensar para quedarse.
Vino con enredos para enseñarme.
II
Rozó mi halo mientras moría
esa inocencia al otro lado,
y yo quería esa esencia sinfónica,
de :"yo misma y mis propias manos ".
Sin embargo ahora es fehaciente anhelo
volver atrás de vez en cuando.
III
Mirome al espejo, y comprendí
la herida del tiempo y su necio paso
pero paso es de cabo a fin,
y llevóse cual fechoría silente
los encantos que embargan mi piel
de reflejo y frescura
cada vez hoy menos presente.
IV
Silencioso, glorioso o cruel.
Eterno como ninguno y nuestro juez.
Sin duda, todopoderoso el tiempo es.
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